viernes, 8 de septiembre de 2017

Desarrollo del tema


La Edad Media en la Península Ibérica se caracteriza por el proceso de enfrentamiento que se desarrolló entre los reinos peninsulares del norte, de religión cristiana, contra los musulmanes del sur, de religión islámica, con el objetivo de reconquistar primero, y repoblar después, el territorio perdido tras la invasión, Al-Andalus.
Este proceso se llevó a cabo en tres grandes etapas, coincidentes a grandes rasgos con:
  • la Alta Edad Media (siglos VIII - X),
  • la Plena Edad Media (XI - XIII) y
  • la Baja Edad Media (XIII - XV),

    y partiendo desde dos núcleos principales:
    - el occidental desde la cornisa Cantábrica, y
    - el oriental, desde la Marca Hispánica carolingia al sur de los Pirineos.
  • el comienzo de la expansión de los reinos cristianos de la zona occidental tiene lugar durante la Alta Edad Media, tras la derrota ante los musulmanes del río Guadalete en 711, y con el inicio de la contraofensiva por parte de un noble hispano-visigodo llamado Pelayo, que situado tras la cornisa cantábrica vence a los musulmanes en la batalla de Covadonga (722).
  • En la zona oriental, la derrota musulmana en la batalla de Poitiers (732) ante los francos de Carlos Martel, supuso el final del expansionismo islámico por Europa. También la derrota de Carlomagno (768 – 814) ante los vascones en Roncesvalles (776) (“Chanson de Roland”), impidió que los francos pudieran progresar más hacia el sur de la península, de ahí que el rey carolingio decidiera la creación de la Marca Hispánica (776 – 812), que con el tiempo sería el origen de los reinos peninsulares orientales.
EL CONDADO DE CASTILLA
Alta Edad Media.
Como hemos mencionado anteriormente, pocos años después de la invasión musulmana (711), conducida por los pueblos del norte no conquistados por estos (galaicos, astures, cántabros y vascones) situados en la zona occidental tuvo lugar la “batalla” de Covadonga (722) con la figura de Don Pelayo (718–737), conde hispanovisigodo, que favorecerá la creación y organización del reino de Asturias (725), aglutinador de los poderes locales como punto de partida cristiano para la reconquista y la expansión posterior.

La consolidación como reino “REINO ASTUR” tuvo lugar con su nieto Alfonso I entre 757 y 791 cuando se fijó la capital en Oviedo. Posteriormente, con Alfonso II (791 – 842) derrotó a los musulmanes en la batalla de Lutos y de este modo procede a la conquista de Galicia. “REINO GALAICO-ASTUR”.
Ordoño I (850 – 866) conquista Astorga, Tuy y León (854), pasando a denominarse “REINO ASTUR-LEONÉS”.
Este hecho estuvo propiciado por las dificultades internas del emirato de Córdoba, que favorecen la ocupación de las “tierras de nadie”, yermas y despobladas del valle del Duero (hoy “Tierra de Campos”) mediante repoblaciones (Zamora, Oporto, Toro y Simancas), iniciadas a partir de Alfonso III (866 – 910).
Tras la fundación de Burgos en 884, el reino leonés se independiza definitivamente de Asturias, aglutinado a su vez este, con García I (910 – 914), que otorga la capitalidad a León.
Con Ramiro II comenzará crisis de los reinos cristianos durante el siglo X se debió a la fortaleza del Califato de Córdoba (ej. batalla de Valdejunquera en el 920), que impuso elevados impuestos y sometió a vasallaje a los reinos del norte, y tuvo entre otras consecuencias la independencia en reino del condado de Castilla por el conde Fernán González en el 943, comenzando la desobediencia hacia el monarca leonés.

Pese a todo, fue en este momento cuando tuvo lugar el apogeo de las aceifas y razzias de Al-Mansur (Almanzor en castellano) sitiando Barcelona en el 985, Santiago de Compostela en el 997 o Calatañazor en 1002. y en general, el retroceso y estancamiemto de los reinos cristianos occidentales.
Pero esta crisis es revertida en tiempos de los primeros reinos de Taifas con el reinado de Sancho III “el Mayor” (1000 – 1035) de Navarra que obtiene Castilla de su matrimonio con la condesa Munia, y acaba ocupando León (1034).

EL REINO DE ARAGÓN

Alta Edad Media
El reino de Aragón tuvo su origen en su influencia con la MARCA HISPÁNICA en los condados de Jaca (su capital), Sobrarbe y Ribagorza, ya que la debilidad del imperio carolingio con Ludovico Pío (814 – 840) favorece la independencia de estos territorios con la figura de Sancho Garcés (818), de la dinastía Jimena de Navarra, posteriormente consolidada por su hijo García Sánchez, rey de Navarra que anexiona definitivamente Aragón al expulsar al francófilo Aznar Galindo.

La progresión hacia el valle del Ebro por parte del reino de Aragón, alcanzó su máxima expresión con las figuras de Ramiro I, hijo de Sancho III de Navarra y primer rey de Aragón (1035 – 1063) que absorbe las tierras de su hermano Gonzalo en 1076.
Serán reyes de Aragón y Navarra Sancho Ramírez, Pedro I, y posteriormente Alfonso I “el Batallador” (1104-1134) que acentúa la expansión con las tomas de Oropesa, Castellón (1094), Zaragoza (1118), Cutanda (1120) y Cullera (1129).
Habrá un intento de unión con Castilla entre Alfonso y Urraca, hija de Alfonso VI, que no llegará a producirse.
Con su muerte en 1134, el reino de Navarra se independiza con García Ramírez “el Restaurador” y aparecerá el problema sucesorio, ya que el monarca,sin descendencia pretendía dejarle el reino a la Orden Militar de Montesa ante la inoperancia de su hermano Ramiro II “el Monje”, que si fue apoyado por la aristocracia aragonesa buscando una nueva unión, en este caso con los condados catalanes.
Hacia 1149, la mayor parte del valle del Ebro está en manos del Aragón.
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También con influencia de la MARCA HISPÁNICA estará el origen de los condados catalanes cuando Wilfred o Vifredo “el Belloso” (878 – 897), tras la Capitular de Quierzy (877) se independiza de la Diócesis de Narbona y es proclamado primer conde de la Casa Condal de Barcelona que aglutinaba a Pallars, Urgell, Cerdaña, Besalú, Ampurias y Rosellón, con su primera capital en Gerona. Sus repoblaciones llegan hasta la línea del río Llobregat a finales del siglo IX.
La consolidación se produce con su nieto Borrell II (987), pues a partir de ese momento, los condados catalanes con capital en Barcelona, pasan a ser independientes, con carácter hereditario.
Tras Ramón Borrell y Berenguer Ramón, llegarán Ramón Berenguer I, II y III hasta la llegada de Ramón Berenguer IV “el Santo”.
EL REINO DE NAVARRA.
Alta Edad Media
El reino de Navarra, también relacionado con la MARCA HISPÁNICA carolingia, se remonta en sus orígenes al momento en el que los francos toman la ciudad en 777.
En el s.IX fue la dinastía (Iñigo) Arista (820 – 851) la que independiza la zona del reino franco, con Pamplona (su capital) y Sangüesa como núcleos originarios.
La consolidación de la monarquía se produce tras luchas contra las grandes familias aristocráticas profrancas (los Velasco), a la vez que se hace necesario realizar alianzas con el reino leonés para frenar las penetraciones de los musulmanes.
Tras García Ñiguez y Fortún Garcés llegará el vínculo con el reino de Aragón con Sancho Garcés (iniciador de la independencia del imperio carolingio del condado aragonés), comenzando la dinastía Jimena (s.X), seguida por su hijo García Sánchez (926 – 970) que anexiona el reino de Aragón al ayudarles a expulsar al francófilo Aznar Galindo.

Tras Sancho Garcés II y García Sánchez II el reinado más importante de todos es el de Sancho Garcés III “el Mayor” (1000 – 1035) en el que se produce la expansión e influencia de Navarra sobre todos los reinos cristianos.
Además de Aragón, obtiene Castilla de su matrimonio con la condesa Munia, ocupa León (1034), y los condados catalanes le rinde vasallaje.
A su muerte, dividió su herencia entre sus hijos:
  1. García Sánchez III “el de Nájera”, el primogénio, Navarra.
  2. Ramiro, Aragón.
  3. Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza.
  4. Fernando, Castilla y León.
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El reino de Portugal durante la alta edad media pasó de ser un condado en expansión dentro del reino de Castilla aunque bajando por su vertiente galaica más occidental, a convertirse en un reino independiente cuando muere Alfonso VI, suegro de Enrique de Borgoña.


Características repobladoras
La repoblación, tras la reconquista, será un elemento fundamental para la consolidacion y configuración de las sociedades cristianas.
La obtención de botín y tierras de cultivo constituyó el principal estímulo de las expediciones militares, que por otra parte, afianzó el poder de reyes y de la aristocracia, nobles y clero.
Sería de vital importancia la incorporación de la población mozárabe proveniente del sur que mantenía la antigua tradición hispanovisigoda.
El descubrimiento de la tuma del apóstol Santiago en el Campus Stelae (Compostela) en el 813, además de convertirse en un lugar de peregrinación al nivel de los “santos lugares” como Roma o Jerusalén y ser un nervio de contacto e intercambio cultural, activó la dimensión de recuperación de tierras al infiel. Un espíritu de cruzada a la que se unieron las Órdenes Militares.
Para avanzar hacia el sur, los reinos cristianos utilizaran fronteras naturales, los ríos como objetivo y como posterior punto de partida. Castilla y León irán ganando terreno por la parte occidental, sobre Duero (batalla de Simancas) , Tajo (conquista de Toledo), Guadiana y Guadalquivir (victoria de las Navas de Tolosa), y la corona catalano.aragonesa por la oriental, es decir, Ebro, Mijares, Turia, Júcar o Segura.
Este proceso de expansión castellano – leonés por un lado, y el catalano-aragonés por otro, con la incorporación de nuevos territorios, les condujo a el reparto de las áreas de influencia y de los territorios futuros a conquistar entre ambos.

Los reyes, las tierras ganadas a Al-Andalus se las concedía a hombres libres con el fin de ser cultivadas y defendidas a través de diferentes instrumentos:

  • Repoblación campesina: a través de la “pressura” (aprisio en los condados catalanes) campesinos libres que se convertían en dueños de alodios que conformaban “vicos o villas” (Ej. Astorga, León, Tuy o Burgos) y que se reunían en un “Concilium” o concejos para tratar asuntos colectivos obteniendo Cartas Puebla o de poblamiento por parte real donde se recogían aspectos como la libertad personal, exención de algunos impuestos, permisos de comercio, etc(ej. Segovia, Ávila o Salamanca) .
    También será importante la aparición de la figura del “caballero-villano” (milites hispanis en los condados catalanes), de orígen plebeyo que ejercía funciones militares bajo dirección real.

  • Repoblación concejil: llevada a cabo en zonas más densamente ocupadas por musulmanes por lo que había una mayor implicación real o nobiliar otorgando importantes privilegios y derechos colectivos denominados “Fueros” siguiendo el de Sepúlveda en 1076, que luego se llevará a sitios como Madrid o Talavera de la Reina.

  • Repoblación nobiliar: recibían una enormes cantidades de tierras según su importancia social (ej. Lara, Castro, etc) y relevancia militar de sus huestes o mesnadas, que recibían el nombre de “Herdamientos” o “Donadíos” que posteriormente pasarían a ser vitalicias mediante el “Mayorazgo”. Son el origen de los latifundios andaluces y extremeños que algunos se mantienen en la actualidad.

  • Repoblación eclesiástica: llevada a cabo por pequeñas iglesias (cellae en los condados catalanes) que establecían monasterios en zonas elevadas para su defensa (ej. San Juan de las Abadesas, Ripoll, etc) o por medio de las Órdenes Militares (Santiago, Alcántara y Calatrava en Castilla, y Montesa en Aragón).
El oro recibido mediante las parias (tributos a los musulmanes), es repartido por los reyes cristianos entre los nobles y el alto clero, lo que le sirve a estos para comprar las tierras entregadas a los labriegos y pastores y, de esta forma, favorecer la concentración de la propiedad. Esta situación condicionará en buena medida el desarrollo económico y político de la península durante la Edad Media y favorecerá el progresivo avance hacia el sur.
Esto se llevó a cabo mediante la firma de diversos pactos y tratados, como los de Tudilén entre Alfonso VII y Ramón Berenguer IV (1151), Cazorla entre Alfonso VIII y Alfonso II “el Casto” (1179) y Almizra entre Fernando III “el Santo” y Jaime I “el Conquistador” (1244).Es en este momento cuando comienza la expansión comercial catalano.aragonesa por el Mediterráneo, después de este último tratado que consolida Murcia como castellana y cerrándose su paso hacia el Sur.
El momento culminante del proceso reconquistador será la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa (La Carolina, Jaén) en 1212. En ella hubo una participación de todos los reyes cristianos peninsulares (Alfonso IX de León, Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra y Alfonso II de Portugal) bajo el espíritu de cruzada lanzado por el papa Inocencio III que abrió las puertas de Despeñaperros y dió entrada al Valle del Guadalquivir quedando como único reducto musulmán el reino nazarí de Granada.
Como características especiales de la repoblación en la corona de Aragón tenemos la de la extremadura aragonesa y de Valencia, que fue la permanencia de la población musulmana (mudéjares) y el escaso protagonismo de la nobleza. El litoral valenciano y Baleares será repoblado por catalanes.

Mientras, en la corona de Castilla permanecerá unq importante población judía sefardí, y en Navarra un número considerable de francos o “ruanos”.







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