LOS
REYES CATÓLICOS.
ASPECTOS
POLÍTICOS
El
marco general de la península en los siglos XIV y XV
se caracteriza por la crisis
bajomedieval
que tuvo lugar durante el siglo XIV, debido a la epidemia
de Peste Negra (1346 – 1354)
y al escaso crecimiento demográfico, ya que se calcula que la
población solo creció de los 5.150.000 habitantes en 1300 a los
6.465.000 en 1500.
Esto
también estuvo propiciado por los desequilibrios y los conflictos
sociales y económicos.
Culturalmente,
el período se caracterizó por la aparición del individualismo y
por el inicio de la secularización de la cultura. Durante el siglo
XV, las luchas de los reyes contra la nobleza, así como el
expansionismo exterior, condujeron finalmente a la aparición de la
monarquía autoritaria de los Reyes Católicos entre 1474 y 1516.
En
1475 tiene lugar la Concordia
de Segovia
entre Isabel
y Fernando,
(príncipes de Castilla y Aragón casados en 1469 provocando la unión
dinástica
de los trastámara)
en la que ambos acuerdan el famoso lema “Tanto
monta, monta tanto...”.
La
guerra civil castellana finaliza con las victorias de Isabel ante su
hermanastra Juana “la Beltraneja” en las batallas de Toro (1476)
y la Albuera, y concluye con el Tratado
de Alcaçovas – Toledo (1479).
En
ese mismo año, sube al trono también el infante Fernando,
sucediendo a su padre Juan II, produciéndose la unión
territorial,
conservando ambos reinos sus propias:
- coronas (centralismo castellano frente a pactismo o federalismo aragonés, ya que ésta estaba sometida a las instituciones y las diferentes cortes de los reinos que abarcaba su corona: Aragón, Cataluña y Valencia. Ello provocó que existiesen garantes de la independencia de las instituciones como el Justicia Mayor y la Generalidad catalana, ambas de mediados del siglo XIV),
- fronteras,
- moneda y sistema fiscal,
- lengua y costumbres,
- cortes e instituciones municipales de gobierno (Veguer, Zalmedina o Consell de Cent), y cómo no,
- su política exterior, ya que mientras Castilla se orientó hacia el Oeste por el Atlántico (Descubrimiento de América y colonización de Canarias), Aragón lo hizo hacia el Este por el Mediterráneo (N. de África – Melilla, Orán, Trípoli o Bugía- y Nápoles “dos Sicilias”).
Tras
su unión en 1479,
posteriormente vendría la Conquista de Granada en 1492
y la anexión de Navarra por parte de las tropas de Fernando el
Católico dirigidas por
el Duque de Alba
(1512).
Tras una breve insurrección, en 1515
Navarra es definitivamente incorporada a la corona de Castilla.
*Del
territorio peninsular, tan sólo permanecerá fuera del dominio de
los Reyes Católicos, el reino de Portugal (Manuel I “el
Afortunado”) pero con el que establecerá lazos
diplomáticos
a través de sus hijas Isabel y María.
Del
mismo modo lo hará con el imperio austríaco con Juana (Felipe “el
Hermoso”) y con Inlaterra (Enrique VIII) a través de Catalina.
Los
reyes de Castilla y Aragón, tras el descubrimiento de América,
recibirían del papa Alejandro VI ( Rodrigo Borja “Borgia” en
italiano; sucedió a su tío Alfonso Borja, obispo de Valencia y papa
Calixto III), el apodo de “católicos”
a través de la bula “Inter Caetera” por la que se justificará
su presencia y posesión de aquellos territorios con el objetivo
divino de la evangelización del Nuevo Mundo.
Ello
les llevaría a continuar su labor en territorio peninsular. Además
de conseguir fama internacional por la culminación de la Reconquista
con la conquista de Granada (1492), comenzarían la unión
religiosa
con la creación del Tribunal
de la Santa Inquisición o “Santo Oficio”
(1478) siguiendo con los “progroms” antijudios castellanos hasta
su edicto de expulsión en 1492.
Dicho tribunal, tendría
como primer inquisidor general al confesor de la reina Isabel, Tomás
de Torquemada, y posteriormente a personajes tan importantes como el
Cardenal Cisneros.
No sólo perseguía a
falsos conversos entre moriscos y judeoconversos sino también a
herejes, brujas o bígamos.
El procedimiento
utilizado eran los juicios o “autos de fe” en las plazas de los
pueblos donde, según los delitos, se les ponía su “sambenito”
(palabra procedente de de “saco santo” o San Benito) consistente
en coroza o caperuza para la cabeza y escapulario para el cuerpo, con
dibujos de llamas simulando el infierno, y en ocasiones portando un
cirio en la mano.
El
avance hacia la
monarquía autoritaria
fue difícil pero se dieron pasos importantes para su reforzamiento
de su poder ante todos los grupos sociales como:
- a la nobleza. En primer lugar la Conquista de Granada fue vital para tenerlos ocupados y así evitar intrigas o rebeliones. Aún así, su desplazamiento llegaría por medio del control de las Cortes, con un mero carácter consultivo y recaudatorio, y de los Consejos, con la contratación de juristas especializados en su lugar. A ello contribuyeron instituciones como la Audiencia Real o Chancillería, tanto la de Valladolid, como la reciente de Granada (con jurisdicción al N. y S del Tajo respectivamente) que ponía fin a sus privilegios judiciales. También sería crucial la creación de la figura del Virrey (América y Nápoles) “Alter Ego” o persona de confianza de los monarcas, para sí facilitar su control. Por último, será fundamental la formación de un ejército profesional y permanente del que sobresalgan los “Tercios”, infanteria castellana de gran fama internacional.
- al clero a través del denominado “Patronato Regio”, que daba facultad a los Reyes Católicos del nombramiento de la alta jerarquía eclesiástica (obispos, arzobispos o cardenales) evitando así el nepotismo y los abusos de poder.Otro de los instrumentos utilizados sería el autonombramiento de Fernando como Gran Maestre de todas las Órdenes Militares (Santiago, Alcántara y Calatrava de Castilla, y Montesa de Aragón) para así controlar sus enormes posesiones de tierras con grandes rebaños de ovejas obtenidas de la reconquista.
- a la escasa Burguesía, con la creación de la Contaduría Mayor de Hacienda, para regularizar y hacer más eficaz el sistema fiscal y poner fin al patriciado urbano, además del ejercicio de una política de centralización a través de la Burocracia, grupos de funcionarios compuestos por corregidores y regidores en ciudades y pueblos respectivamente.En la corona de Aragón aparecerá la “insaculación”, es decir, la elección “por azar” de cargos municipales, es decir, elegidos de entre las personas más cercanas a Fernando.
- al campesinado, con la creación de la Santa Hermandad (1476), que servirá para la consolidación del orden público y como forma de evitar nuevos conflictos sociales.
ORGANIZACIÓN
ECONÓMICO Y SOCIAL DE CASTILLA
La
recuperación económica
castellana del siglo XIV se sustentó en la riqueza de la ganadería
lanar, de la oveja merina (fundamento de la posterior hegemonía de
Castilla), propiedad de la nobleza y de las órdenes militares y en
los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta (1237) que mantenía
el sistema trashumante sobre las cañadas leonesa y segoviana. Esto
fomenta el desarrollo de las ferias comerciales como la de Medina del
Campo (Valladolid) y núcleo central en relación al Eje entre
Sevilla y Castro Urdiales (Santander) teniendo como centro
administrativo el Consulado
de Burgos.
Se
ha de tener en cuenta el crecimiento de la industria textil de paños
sólo destinada a la exportación (de ahí que no e desarrolle la
burguesía) junto al hierro, vino o aceite al Atlánico, desde otros
puertos como Laredo, Bermeo o Bilbao con destino a La Rochela,
Nantes, Brujas o Hamburgo.
Esto,
a su vez conduce a un estancamiento agrícola (“trilogía
mediterránea del tigo. vid y olivo”). Aún así, durante el siglo
XV, la economía castellana no sólo se basa en la exportación de
lana, sino también en los tributos de oro (parias) que recibe del
reino nazarí de Granada, lo que finalmente conduce a un mundo rural
y señorial con el auge progresivo de la aristocracia (nobleza y
clero), en contraste con el escaso desarrollo de la artesanía, sólo
la textil segoviana y a nivel general destinada al mercado local, el
comercio (fundación de la
Hermandad de la Marina de Castilla
del s.XIII para defenderse de la competencia británica y francesa)
y, en definitiva, de la burguesía.
Los
conflictos urbanos de carácter político
en las ciudades se deben a la monopolización de los puestos de mando
por parte de los miembros de la alta nobleza “Grandes de España”,
lo que provocó el choque con el pueblo y la burguesía
(Burgomaestres o alcaldes), a la que en ocasiones se sumó la pequeña
nobleza local.
Los
conflictos
urbanos
de carácter religioso
se reflejaron en movimientos populares contra judíos como los
progroms,
y en menor medida, ante mudéjares.
El
antijudaísmo
se basaba,
al margen de cuestiones ideológicas y religiosas, en la dedicación
de los judíos a actividades financieras (practicando los préstamos
o usura), unida a su condición de protegidos por los nobles y por
los reyes, lo que provocó un fuerte antisemitismo, agudizado por las
crisis económicas.
La
estructura social de Castilla era muy compleja
y estaba compuesta por
aristocracia (nobleza y clero) todavía como grandes señores de la
tierra y poseedores de los grandes rebaños de ovejas, pequeños
burgueses, de escasa importancia debido a la ruralización (sólo
destacan en ciudades como Toledo, Valladolid, Burgos o Sevilla),
campesinado (Behetrías), judíos, mudéjares y moriscos (convertidos
al cristianismo).
La
estructura social experimentó un fuerte proceso de señorialización,
prueba de ello es la institucionalización del MAYORAZGO por las
Leyes de Toro (1505), por lo que los movimientos antiseñoriales en
el siglo XIV, llevaron en numerosas ocasiones al enfrentamiento entre
señores y campesinos en el XV, como ocurrió con la revuelta
Irmandiña
en Galicia entre 1467 y 1480 y las luchas
banderizas
en las Vascongadas. .
La
cultura bajomedieval castellana
destaca sobre todo en literatura. En el siglo XIV aparecen las
figuras
del
infante Don Juan Manuel (1282 – 1349) y su obra más
representativa, la prosa narrativa de “El
Conde Lucanor” en
1335; Juan Ruiz, Arcipreste de Hita (1283 – 1350) con el “El
Libro del Buen Amor”
en 1343; Las influencias del humanismo italiano se dejan sentir desde
finales de siglo en la historiografía con la obra del canciller
Pedro López de Ayala (1332 – 1407) y las “Crónicas
del reinado de palacio”, que
añade a los datos históricos interpretaciones de los mismos.
En
el siglo XV
destacan el
Marqués de Santillana (1398 – 1458) con “La
vaquera de la Finojosa” y
Jorge Manrique (1440 – 1479) y las “Coplas
a la muerte de mi padre”;
además de la primera gramática en lengua castellana de Elio Antonio
de Nebrija en 1492
y la
obra más importante de todas, “La
Celestina”
de Fernando de Rojas
en 1499.
En
cuanto al arte,
sobresalen:
-
en arquitectura la sinagoga
del Tránsito en Toledo, la Casa de las Conchas en Salamanca, el
Castillo de la Mota en Valladolid, el Palacio de los Duques del
Infantado en Guadalajara, las Catedrales de Burgos, León, Sevilla y
Toledo, ciudad en la que también se encuentra la Iglesia de San Juan
de los Reyes. Con la arquitectura
de estilo mudéjar,
se alcanza el apogeo artístico de Castilla durante el siglo XV.
-
en escultura destacan la
Puerta del Reloj en la catedral de Toledo, así como las esculturas
yacentes y los sepulcros de reyes.
-
en la
pintura sobresale
Fernando Gallego.
ORGANIZACIÓN
ECONÓMICO Y SOCIAL
DE ARAGÓN
La
corona de Aragón
es, junto con Portugal, el segundo reino peninsular en cuanto a su
extensión y población. La
Historia política de la monarquía aragonesa durante los siglos XIV
y XV se
resume en una serie de acontecimientos como son la
expansión Mediterránea bajo
Jaime II (1291 – 1327), llevada a cabo por los
Almogávares de Roger de Flor que
fundaron en Grecia los ducados
de Atenas
en 1311 y
Neopatria
en 1318. Durante ese mismo reinado se lleva a cabo la creación de la
Orden militar de Montesa en 1317 y tiene lugar la revuelta de Cerdeña
en 1326.
La
dinastía de Aragón entronizará en Sicilia,
lo que conlleva al auge del comercio de telas y de productos
tintóreos (como el alumbre), alimenticios y especias hasta mediados
del siglo XIV.
Alfonso V “el Magnánimo” conquistará Nápoles en 1442.
La
economía de Aragón se basaba, como la de Castilla, en la
agricultura y la ganadería.
En
la primera, con un importante papel de la población mudéjar en las
ricas huertas de regadío de Valencia o del Valle del Ebro; y en la
segunda, en menor medida ya que no poseía ni las misma extensión de
tierras y de cabezas de ganado, ni la protección de la Mesta.
Sus
ciudades se desarrollaron mucho más que las castellanas, con
actividades artesanales y manufactureras (textil, metalúrgica,
construcción naval en las atarazanas, etc) estimuladas por el
comercio marítimo por el mediterráneo desde puertos como Barcelona,
Valencia o Palma de Mallorca. Desde allí se entraba en contacto con
la ruta de la seda (China) y de las especias (India) que entraba por
Antioquía, Alejandría o Constantinopla.
Fueron
también importantes puertos del N de África como Bugía o las islas
de Scilia y Cerdeña.
Llegaban
a las lonjas aragonesas especias, seda o azúcar y se exportaban
tejidos de lana, aceite e instrumentos de hierro.
Para
diferenciar los intereses de los comerciantes se crearon los
denominados “Consulados del Mar”.
Este
carácter más urbano hará que se desarrolle una fuerte burguesía,
el llamado patriciado u oligarquía urbana.
Jerarquizada
en gremios, controlaba la ciudad a través de instituciones como el
Consell de Cent o la Generalitat.
Los
conflictos sociales
estuvieron condicionados por la
epidemia
de Peste Negra de 1348 y la crisis demográfica subsiguiente,
lo que provoca un acusado estancamiento de la población pasándose
de unos 850.000 habitantes en 1300 a unos 865.000 en 1500.
La
crisis comercial y la decadencia económica bajomedieval se inicia
durante el reinado de Alfonso IV (1327 – 1336), aunque se agrava a
partir del desencadenamiento de la epidemia de peste.
Durante
el XV, con la competencia de genoveses y venecianos la decadencia
comercial y económica se acentúa, lo que provoca la aparición de
numerosos conflictos sociales como la
crisis agraria en Mallorca que condujo a
la
insurrección Foránea (1450–1454).
En esta, los campesinos mallorquines (Forans) se levantaron contra la
oligarquía de la ciudad de Mallorca, siendo apoyados por la corona
en sus reivindicaciones.
Las
luchas urbanas
entre partidos
dentro de las ciudades fueron especialmente virulentas en Barcelona,
como en el conflicto que enfrentó a la
Busca
(Buscaires o pequeña burguesía de carácter popular apoyada por
Juan II) contra la
Biga
(defensora de los derechos de la oligarquía o patriciado urbano, en
contra del monarca) entre 1452 y 1462. En este enfrentamiento, los
primeros defendían el proteccionismo aduanero, la democratización
del gobierno municipal y la devaluación monetaria como medidas para
hacer frente a la crisis. Sin embargo, finalmente, tras varios años
de luchas, se impuso la Biga.
Los
conflictos agrarios
en Cataluña
por los
“Malos Usos”,
tuvieron como consecuencia la revuelta
de los Payeses de Remensa
(1462–1474), provocada por el endurecimiento por parte de la
nobleza terrateniente, de las condiciones en las que vivían los
campesinos de remensa. La Capitulación de Villafranca (1472) aplaca
las rebeliones de burgueses, mientras que la de los payeses de
remensa se consiguió mediante la Sentencia
Arbitral de Guadalupe
en 1486 de Fernando II.
Los
movimientos antijudíos tuvieron menos importancia que en Castilla.
La
cultura catalano - aragonesa
destacó en literatura y arte. En la primera aparecieron, durante el
siglo XIV, escritores y obras como el
“Ars
Magna”
de Raimon
Llul
y
Sant Vicent Ferrer (1350 – 1419), con sus «Sermones»
y
«Tratado
de vida espiritual»,
etc.
Es
también la etapa en la que se realizan las primeras traducciones de
autores clásicos griegos.
Durante el siglo XV destacan
las poesías de Ausias
March (1397 – 1459), así como Joanot Martorell (1413 – 1468),
con su novela de caballería “Tirant
lo Blanc” en 1460.
En
historiografía fue
muy importante la reorganización de la cancillería por Pedro el
Ceremonioso, y la corte de Alfonso V, donde Lorenzo Valla escribió
una historia sobre Fernando de Antequera.
En
el arte sobresale:
-
la arquitectura con el
ábside
mudéjar de la Seo de Zaragoza y las torres
mudéjares
de Teruel. El florecimiento del arte Gótico se alcanza con las
catedrales de Gerona, Huesca, Tortosa, Manresa, Palma de Mallorca
(1298 – 1329) y Barcelona, donde también se construye el Consell
del Cent. La Lonja es el edificio más destacado de este siglo en
Valencia.
El
apogeo artístico de Cataluña durante el siglo XIV se ejemplifica
-
en escultura
con los retablos de Jaume
Cascalls, y
-
en pintura
con autores
como Ferrer Bassa (Las Clarisas en Pedralbes), Lluis Dalmau (Retablo
de la Virgen de los Consellers), Bartolomé Bermejo (Pietat de la
Seu), J. Huguet, P. Dalmau y Serra. En la cartografía
destaca la importante aportación de
los Portulanos mallorquines de Jehuda, Dafudja y Abraham Cresques.
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