viernes, 17 de abril de 2015

PROCESO DE RECONQUISTA/REPOBLACIÓN





LOS REYES CATÓLICOS.

ASPECTOS POLÍTICOS
El marco general de la península en los siglos XIV y XV se caracteriza por la crisis bajomedieval que tuvo lugar durante el siglo XIV, debido a la epidemia de Peste Negra (1346 – 1354) y al escaso crecimiento demográfico, ya que se calcula que la población solo creció de los 5.150.000 habitantes en 1300 a los 6.465.000 en 1500.

Esto también estuvo propiciado por los desequilibrios y los conflictos sociales y económicos.

Culturalmente, el período se caracterizó por la aparición del individualismo y por el inicio de la secularización de la cultura. Durante el siglo XV, las luchas de los reyes contra la nobleza, así como el expansionismo exterior, condujeron finalmente a la aparición de la monarquía autoritaria de los Reyes Católicos entre 1474 y 1516.

En 1475 tiene lugar la Concordia de Segovia entre Isabel y Fernando, (príncipes de Castilla y Aragón casados en 1469 provocando la unión dinástica de los trastámara) en la que ambos acuerdan el famoso lema “Tanto monta, monta tanto...”.

La guerra civil castellana finaliza con las victorias de Isabel ante su hermanastra Juana “la Beltraneja” en las batallas de Toro (1476) y la Albuera, y concluye con el Tratado de Alcaçovas – Toledo (1479).

En ese mismo año, sube al trono también el infante Fernando, sucediendo a su padre Juan II, produciéndose la unión territorial, conservando ambos reinos sus propias:
  • coronas (centralismo castellano frente a pactismo o federalismo aragonés, ya que ésta estaba sometida a las instituciones y las diferentes cortes de los reinos que abarcaba su corona: Aragón, Cataluña y Valencia. Ello provocó que existiesen garantes de la independencia de las instituciones como el Justicia Mayor y la Generalidad catalana, ambas de mediados del siglo XIV),
  • fronteras,
  • moneda y sistema fiscal,
  • lengua y costumbres,
  • cortes e instituciones municipales de gobierno (Veguer, Zalmedina o Consell de Cent), y cómo no,
  • su política exterior, ya que mientras Castilla se orientó hacia el Oeste por el Atlántico (Descubrimiento de América y colonización de Canarias), Aragón lo hizo hacia el Este por el Mediterráneo (N. de África – Melilla, Orán, Trípoli o Bugía- y Nápoles “dos Sicilias”).
Tras su unión en 1479, posteriormente vendría la Conquista de Granada en 1492 y la anexión de Navarra por parte de las tropas de Fernando el Católico dirigidas por el Duque de Alba (1512). Tras una breve insurrección, en 1515 Navarra es definitivamente incorporada a la corona de Castilla.


*Del territorio peninsular, tan sólo permanecerá fuera del dominio de los Reyes Católicos, el reino de Portugal (Manuel I “el Afortunado”) pero con el que establecerá lazos diplomáticos a través de sus hijas Isabel y María.

Del mismo modo lo hará con el imperio austríaco con Juana (Felipe “el Hermoso”) y con Inlaterra (Enrique VIII) a través de Catalina.

Los reyes de Castilla y Aragón, tras el descubrimiento de América, recibirían del papa Alejandro VI ( Rodrigo Borja “Borgia” en italiano; sucedió a su tío Alfonso Borja, obispo de Valencia y papa Calixto III), el apodo de “católicos” a través de la bula “Inter Caetera” por la que se justificará su presencia y posesión de aquellos territorios con el objetivo divino de la evangelización del Nuevo Mundo.

Ello les llevaría a continuar su labor en territorio peninsular. Además de conseguir fama internacional por la culminación de la Reconquista con la conquista de Granada (1492), comenzarían la unión religiosa con la creación del Tribunal de la Santa Inquisición o “Santo Oficio” (1478) siguiendo con los “progroms” antijudios castellanos hasta su edicto de expulsión en 1492.

Dicho tribunal, tendría como primer inquisidor general al confesor de la reina Isabel, Tomás de Torquemada, y posteriormente a personajes tan importantes como el Cardenal Cisneros.

No sólo perseguía a falsos conversos entre moriscos y judeoconversos sino también a herejes, brujas o bígamos.

El procedimiento utilizado eran los juicios o “autos de fe” en las plazas de los pueblos donde, según los delitos, se les ponía su “sambenito” (palabra procedente de de “saco santo” o San Benito) consistente en coroza o caperuza para la cabeza y escapulario para el cuerpo, con dibujos de llamas simulando el infierno, y en ocasiones portando un cirio en la mano.


El avance hacia la monarquía autoritaria fue difícil pero se dieron pasos importantes para su reforzamiento de su poder ante todos los grupos sociales como:
  • a la nobleza. En primer lugar la Conquista de Granada fue vital para tenerlos ocupados y así evitar intrigas o rebeliones. Aún así, su desplazamiento llegaría por medio del control de las Cortes, con un mero carácter consultivo y recaudatorio, y de los Consejos, con la contratación de juristas especializados en su lugar. A ello contribuyeron instituciones como la Audiencia Real o Chancillería, tanto la de Valladolid, como la reciente de Granada (con jurisdicción al N. y S del Tajo respectivamente) que ponía fin a sus privilegios judiciales. También sería crucial la creación de la figura del Virrey (América y Nápoles) “Alter Ego” o persona de confianza de los monarcas, para sí facilitar su control. Por último, será fundamental la formación de un ejército profesional y permanente del que sobresalgan los “Tercios”, infanteria castellana de gran fama internacional.
  • al clero a través del denominado “Patronato Regio”, que daba facultad a los Reyes Católicos del nombramiento de la alta jerarquía eclesiástica (obispos, arzobispos o cardenales) evitando así el nepotismo y los abusos de poder.Otro de los instrumentos utilizados sería el autonombramiento de Fernando como Gran Maestre de todas las Órdenes Militares (Santiago, Alcántara y Calatrava de Castilla, y Montesa de Aragón) para así controlar sus enormes posesiones de tierras con grandes rebaños de ovejas obtenidas de la reconquista.
  • a la escasa Burguesía, con la creación de la Contaduría Mayor de Hacienda, para regularizar y hacer más eficaz el sistema fiscal y poner fin al patriciado urbano, además del ejercicio de una política de centralización a través de la Burocracia, grupos de funcionarios compuestos por corregidores y regidores en ciudades y pueblos respectivamente.En la corona de Aragón aparecerá la “insaculación”, es decir, la elección “por azar” de cargos municipales, es decir, elegidos de entre las personas más cercanas a Fernando.
  • al campesinado, con la creación de la Santa Hermandad (1476), que servirá para la consolidación del orden público y como forma de evitar nuevos conflictos sociales.

ORGANIZACIÓN ECONÓMICO Y SOCIAL DE CASTILLA

La recuperación económica castellana del siglo XIV se sustentó en la riqueza de la ganadería lanar, de la oveja merina (fundamento de la posterior hegemonía de Castilla), propiedad de la nobleza y de las órdenes militares y en los privilegios del Honrado Concejo de la Mesta (1237) que mantenía el sistema trashumante sobre las cañadas leonesa y segoviana. Esto fomenta el desarrollo de las ferias comerciales como la de Medina del Campo (Valladolid) y núcleo central en relación al Eje entre Sevilla y Castro Urdiales (Santander) teniendo como centro administrativo el Consulado de Burgos.

Se ha de tener en cuenta el crecimiento de la industria textil de paños sólo destinada a la exportación (de ahí que no e desarrolle la burguesía) junto al hierro, vino o aceite al Atlánico, desde otros puertos como Laredo, Bermeo o Bilbao con destino a La Rochela, Nantes, Brujas o Hamburgo.

Esto, a su vez conduce a un estancamiento agrícola (“trilogía mediterránea del tigo. vid y olivo”). Aún así, durante el siglo XV, la economía castellana no sólo se basa en la exportación de lana, sino también en los tributos de oro (parias) que recibe del reino nazarí de Granada, lo que finalmente conduce a un mundo rural y señorial con el auge progresivo de la aristocracia (nobleza y clero), en contraste con el escaso desarrollo de la artesanía, sólo la textil segoviana y a nivel general destinada al mercado local, el comercio (fundación de la Hermandad de la Marina de Castilla del s.XIII para defenderse de la competencia británica y francesa) y, en definitiva, de la burguesía.


Los conflictos urbanos de carácter político en las ciudades se deben a la monopolización de los puestos de mando por parte de los miembros de la alta nobleza “Grandes de España”, lo que provocó el choque con el pueblo y la burguesía (Burgomaestres o alcaldes), a la que en ocasiones se sumó la pequeña nobleza local.


Los conflictos urbanos de carácter religioso se reflejaron en movimientos populares contra judíos como los progroms, y en menor medida, ante mudéjares.

El antijudaísmo se basaba, al margen de cuestiones ideológicas y religiosas, en la dedicación de los judíos a actividades financieras (practicando los préstamos o usura), unida a su condición de protegidos por los nobles y por los reyes, lo que provocó un fuerte antisemitismo, agudizado por las crisis económicas.


La estructura social de Castilla era muy compleja y estaba compuesta por aristocracia (nobleza y clero) todavía como grandes señores de la tierra y poseedores de los grandes rebaños de ovejas, pequeños burgueses, de escasa importancia debido a la ruralización (sólo destacan en ciudades como Toledo, Valladolid, Burgos o Sevilla), campesinado (Behetrías), judíos, mudéjares y moriscos (convertidos al cristianismo).

La estructura social experimentó un fuerte proceso de señorialización, prueba de ello es la institucionalización del MAYORAZGO por las Leyes de Toro (1505), por lo que los movimientos antiseñoriales en el siglo XIV, llevaron en numerosas ocasiones al enfrentamiento entre señores y campesinos en el XV, como ocurrió con la revuelta Irmandiña en Galicia entre 1467 y 1480 y las luchas banderizas en las Vascongadas. .

La cultura bajomedieval castellana destaca sobre todo en literatura. En el siglo XIV aparecen las figuras del infante Don Juan Manuel (1282 – 1349) y su obra más representativa, la prosa narrativa de “El Conde Lucanor” en 1335; Juan Ruiz, Arcipreste de Hita (1283 – 1350) con el “El Libro del Buen Amor” en 1343; Las influencias del humanismo italiano se dejan sentir desde finales de siglo en la historiografía con la obra del canciller Pedro López de Ayala (1332 – 1407) y las “Crónicas del reinado de palacio”, que añade a los datos históricos interpretaciones de los mismos.

En el siglo XV destacan el Marqués de Santillana (1398 – 1458) con “La vaquera de la Finojosa” y Jorge Manrique (1440 – 1479) y las “Coplas a la muerte de mi padre”; además de la primera gramática en lengua castellana de Elio Antonio de Nebrija en 1492 y la obra más importante de todas, La Celestina” de Fernando de Rojas en 1499.

En cuanto al arte, sobresalen:

- en arquitectura la sinagoga del Tránsito en Toledo, la Casa de las Conchas en Salamanca, el Castillo de la Mota en Valladolid, el Palacio de los Duques del Infantado en Guadalajara, las Catedrales de Burgos, León, Sevilla y Toledo, ciudad en la que también se encuentra la Iglesia de San Juan de los Reyes. Con la arquitectura de estilo mudéjar, se alcanza el apogeo artístico de Castilla durante el siglo XV.

- en escultura destacan la Puerta del Reloj en la catedral de Toledo, así como las esculturas yacentes y los sepulcros de reyes.

- en la pintura sobresale Fernando Gallego.


ORGANIZACIÓN ECONÓMICO Y SOCIAL DE ARAGÓN
La corona de Aragón es, junto con Portugal, el segundo reino peninsular en cuanto a su extensión y población. La Historia política de la monarquía aragonesa durante los siglos XIV y XV se resume en una serie de acontecimientos como son la expansión Mediterránea bajo Jaime II (1291 – 1327), llevada a cabo por los Almogávares de Roger de Flor que fundaron en Grecia los ducados de Atenas en 1311 y Neopatria en 1318. Durante ese mismo reinado se lleva a cabo la creación de la Orden militar de Montesa en 1317 y tiene lugar la revuelta de Cerdeña en 1326.

La dinastía de Aragón entronizará en Sicilia, lo que conlleva al auge del comercio de telas y de productos tintóreos (como el alumbre), alimenticios y especias hasta mediados del siglo XIV.

Alfonso V “el Magnánimo” conquistará Nápoles en 1442.

La economía de Aragón se basaba, como la de Castilla, en la agricultura y la ganadería.

En la primera, con un importante papel de la población mudéjar en las ricas huertas de regadío de Valencia o del Valle del Ebro; y en la segunda, en menor medida ya que no poseía ni las misma extensión de tierras y de cabezas de ganado, ni la protección de la Mesta.

Sus ciudades se desarrollaron mucho más que las castellanas, con actividades artesanales y manufactureras (textil, metalúrgica, construcción naval en las atarazanas, etc) estimuladas por el comercio marítimo por el mediterráneo desde puertos como Barcelona, Valencia o Palma de Mallorca. Desde allí se entraba en contacto con la ruta de la seda (China) y de las especias (India) que entraba por Antioquía, Alejandría o Constantinopla.

Fueron también importantes puertos del N de África como Bugía o las islas de Scilia y Cerdeña.

Llegaban a las lonjas aragonesas especias, seda o azúcar y se exportaban tejidos de lana, aceite e instrumentos de hierro.

Para diferenciar los intereses de los comerciantes se crearon los denominados “Consulados del Mar”.

Este carácter más urbano hará que se desarrolle una fuerte burguesía, el llamado patriciado u oligarquía urbana.

Jerarquizada en gremios, controlaba la ciudad a través de instituciones como el Consell de Cent o la Generalitat.


Los conflictos sociales estuvieron condicionados por la epidemia de Peste Negra de 1348 y la crisis demográfica subsiguiente, lo que provoca un acusado estancamiento de la población pasándose de unos 850.000 habitantes en 1300 a unos 865.000 en 1500.


La crisis comercial y la decadencia económica bajomedieval se inicia durante el reinado de Alfonso IV (1327 – 1336), aunque se agrava a partir del desencadenamiento de la epidemia de peste.

Durante el XV, con la competencia de genoveses y venecianos la decadencia comercial y económica se acentúa, lo que provoca la aparición de numerosos conflictos sociales como la crisis agraria en Mallorca que condujo a la insurrección Foránea (1450–1454). En esta, los campesinos mallorquines (Forans) se levantaron contra la oligarquía de la ciudad de Mallorca, siendo apoyados por la corona en sus reivindicaciones.

Las luchas urbanas entre partidos dentro de las ciudades fueron especialmente virulentas en Barcelona, como en el conflicto que enfrentó a la Busca (Buscaires o pequeña burguesía de carácter popular apoyada por Juan II) contra la Biga (defensora de los derechos de la oligarquía o patriciado urbano, en contra del monarca) entre 1452 y 1462. En este enfrentamiento, los primeros defendían el proteccionismo aduanero, la democratización del gobierno municipal y la devaluación monetaria como medidas para hacer frente a la crisis. Sin embargo, finalmente, tras varios años de luchas, se impuso la Biga.

Los conflictos agrarios en Cataluña por los “Malos Usos”, tuvieron como consecuencia la revuelta de los Payeses de Remensa (1462–1474), provocada por el endurecimiento por parte de la nobleza terrateniente, de las condiciones en las que vivían los campesinos de remensa. La Capitulación de Villafranca (1472) aplaca las rebeliones de burgueses, mientras que la de los payeses de remensa se consiguió mediante la Sentencia Arbitral de Guadalupe en 1486 de Fernando II.

Los movimientos antijudíos tuvieron menos importancia que en Castilla.


La cultura catalano - aragonesa destacó en literatura y arte. En la primera aparecieron, durante el siglo XIV, escritores y obras como el Ars Magna” de Raimon Llul y Sant Vicent Ferrer (1350 – 1419), con sus «Sermones» y «Tratado de vida espiritual», etc.

Es también la etapa en la que se realizan las primeras traducciones de autores clásicos griegos. Durante el siglo XV destacan las poesías de Ausias March (1397 – 1459), así como Joanot Martorell (1413 – 1468), con su novela de caballería “Tirant lo Blanc” en 1460.

En historiografía fue muy importante la reorganización de la cancillería por Pedro el Ceremonioso, y la corte de Alfonso V, donde Lorenzo Valla escribió una historia sobre Fernando de Antequera.

En el arte sobresale:

- la arquitectura con el ábside mudéjar de la Seo de Zaragoza y las torres mudéjares de Teruel. El florecimiento del arte Gótico se alcanza con las catedrales de Gerona, Huesca, Tortosa, Manresa, Palma de Mallorca (1298 – 1329) y Barcelona, donde también se construye el Consell del Cent. La Lonja es el edificio más destacado de este siglo en Valencia.

El apogeo artístico de Cataluña durante el siglo XIV se ejemplifica

- en escultura con los retablos de Jaume Cascalls, y

- en pintura con autores como Ferrer Bassa (Las Clarisas en Pedralbes), Lluis Dalmau (Retablo de la Virgen de los Consellers), Bartolomé Bermejo (Pietat de la Seu), J. Huguet, P. Dalmau y Serra. En la cartografía destaca la importante aportación de los Portulanos mallorquines de Jehuda, Dafudja y Abraham Cresques.


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