Al-Andalus se insertó plenamente en el mundo económico del islam. Ello supuso que la economía de la España musulmana, a diferencia de lo que sucedía en los territorios cristianos del norte, fuera de un gran dinamismo.
En dicha economía sobresalía, como rasgo más significativo, el trascendental papel que desempeñaban las ciudades, centros tanto de actividades artesanales como mercantiles.
Agricultura
La agricultura sería de vital importancia siendo las zonas más fértiles las que se localizaban en los valles fluviales, en particular en el Ebro, y sobre todo, en el Guadalquivir.
Los principales cultivos de la España musulmana, como en épocas anteriores, seguiría siendo la denominada "Trilogía Mediterránea" los cereales (en particular, el trigo y la cebada, pero también el centeno, el mijo o la avena), la vid (pese a la prohibición coránica del consumo del vino).
En el terreno de los métodos y de los instrumentos de cultivo, los árabes introdujeron importantes novedades, impulsando notablemente el regadío, sobre todo a base de la noria.
Pero quizá una de las novedades más significativas fue el desarrollo de cultivos como el arroz, los cítricos (naranjo y limonero), la caña de azúcar, la morera, el laurel, la palmera, el algodón, la berenjena o el azafrán. Es preciso señalar, asimismo, el auge alcanzado por las plantas aromáticas y medicinales, así como la proliferación de las huertas y los vergeles.
También adquirió gran importancia en al-Andalus la sericultura o producción de seda a través del árbol de la morera como el alimento principal de los gusanos.
Ganadería
Desde el punto de vista de la ganadería los animales que más abundaban en al-Andalus eran la oveja y la cabra, sin olvidar a los caballos (raza árabe), imprescindibles para la guerra, y a las mulas, utilizadas para el acarreo de productos. En cambio retrocedió el cerdo, debido a motivos religiosos.
Actividades relacionadas con la ganadería eran la caza y la pesca.
Minería
Siguiiendo la tradición romana, también fue una actividad de gran empuje la minería, destacando, como principales productos extraídos, el hierro, el plomo, el cinabrio, el cobre y el estaño. También se interesaron los árabes por el oro, que se obtenía del lavado de diversos cursos fluviales, como el Segre, el Tajo, el Genil o el Darro, y las piedras preciosas.
Otros recursos naturales por los que mostraron un vivo interés los habitantes de al-Andalus fueron la madera, procedente ante todo de encinas, castaños y pinos, la sal, el mármol o la piedra de construcción.
Artesanía
El primer renglón de la producción artesanal de al-Andalus fue el del textil. En primera fila se encontraba el tiraz cordobés, nombre que se aplicaba a las manufacturas textiles controladas por el poder público. Como productos principales cabe señalar los tejidos de seda, de los cuales los más conocidos eran los brocados cordobeses, o los tejidos de lino, que se fabricaban en Zaragoza. Pero no fueron menos importantes actividades como la marroquinería (el trabajo de las pieles y los cueros), la producción de vidrio, la fabricación de papel (localizada básicamente en Játiva), los objetos cerámicos, las armas (se fabricaban sobre todo en Córdoba, Málaga y Toledo), pero sobre todo la orfebrería( el trabajo del oro, la plata, el marfil y las piedras preciosas).
El Comercio
El comercio era una actividad bien vista en el mundo islámico. El desarrollo de la actividad mercantil en al-Andalus contaba con la existencia de dos tipos de moneda: una de oro, el dinar, y otra de plata, el dirhem.
En las ciudades el comercio se realizaba en el zoco, constituido por un laberinto de callejuelas, cada una de las cuales solía tener tiendas de un determinado producto. Dentro del zoco se hallaban las alcaicerías, zonas protegidas en donde se vendían los objetos de mayor calidad, y las alhóndigas, que servían para el almacenamiento de mercancías de menor valor.
La actividad del zoco era inspeccionada por el almotacén, que se encargaba del estricto cumplimiento de la ley.
Pero al-Andalus mantuvo, asimismo, un floreciente comercio exterior, ante todo con los restantes países islámicos, aunque también con la Europa cristiana. Fueron los que conectaron Oriente con Occidente a través del mediterráneo.
Al-Andalus importaba de África oro sudanés y esclavos negros, y del Próximo Oriente, especias y productos de lujo, pieles, metales, e incluso armas del mundo cristiano.
En cambio, exportaba productos agrícolas, determinados minerales y tejidos, recibiendo, a cambio,
MONEDAS ANDALUSÍES
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