La
Edad Media en la Península Ibérica se caracteriza
por el proceso de enfrentamiento que se desarrolló entre los reinos
peninsulares del norte, de religión cristiana, contra los musulmanes
del sur, de religión islámica, con el objetivo de reconquistar
primero, y repoblar
después, el territorio
perdido tras la invasión, Al-Andalus.
Este
proceso se llevó a cabo en tres grandes etapas, coincidentes a
grandes rasgos con:
- la Alta Edad Media (siglos VIII - X),
- la Plena Edad Media (XI - XIII) y
- la Baja Edad Media (XIII - XV),y partiendo desde dos núcleos principales:- el occidental desde la cornisa Cantábrica, y- el oriental, desde la Marca Hispánica carolingia al sur de los Pirineos.
- el comienzo de la expansión de los reinos cristianos de la zona occidental tiene lugar durante la Alta Edad Media, tras la derrota ante los musulmanes del río Guadalete en 711, y con el inicio de la contraofensiva por parte de un noble hispano-visigodo llamado Pelayo, que situado tras la cornisa cantábrica vence a los musulmanes en la batalla de Covadonga (722).
- En la zona oriental, la derrota musulmana en la batalla de Poitiers (732) ante los francos de Carlos Martel, supuso el final del expansionismo islámico por Europa. También la derrota de Carlomagno (768 – 814) ante los vascones en Roncesvalles (776) (“Chanson de Roland”), impidió que los francos pudieran progresar más hacia el sur de la península, de ahí que el rey carolingio decidiera la creación de la Marca Hispánica (776 – 812), que con el tiempo sería el origen de los reinos peninsulares orientales.
EL CONDADO DE CASTILLA
Alta
Edad Media.
Como
hemos mencionado anteriormente, pocos años después de la invasión
musulmana (711), conducida por los pueblos del norte no
conquistados por estos (galaicos, astures, cántabros y vascones)
situados en la zona
occidental
tuvo lugar la
“batalla” de Covadonga (722)
con la figura de Don
Pelayo
(718–737), conde hispanovisigodo, que favorecerá la creación
y organización del reino de Asturias (725),
aglutinador de los poderes locales como punto
de partida cristiano para la reconquista y
la expansión posterior.
La
consolidación como reino “REINO
ASTUR” tuvo lugar con su nieto Alfonso I entre 757 y
791 cuando se fijó la capital en Oviedo. Posteriormente, con Alfonso
II (791 – 842) derrotó a los musulmanes en la batalla de Lutos
y de este modo procede a la conquista de Galicia. “REINO
GALAICO-ASTUR”.
Ordoño
I (850 – 866) conquista Astorga, Tuy y León (854), pasando a
denominarse “REINO ASTUR-LEONÉS”.
Este
hecho estuvo propiciado por las dificultades internas del emirato de
Córdoba, que favorecen la ocupación de las “tierras de nadie”,
yermas y despobladas del valle del Duero (hoy “Tierra de Campos”)
mediante repoblaciones (Zamora, Oporto, Toro y Simancas), iniciadas a
partir de Alfonso III (866 – 910).
Tras
la fundación de Burgos en 884, el reino leonés se
independiza definitivamente de Asturias, aglutinado a su vez
este, con García I (910 – 914), que otorga la capitalidad a
León.
Con
Ramiro
II
comenzará crisis
de los
reinos cristianos durante el
siglo X
se debió a la
fortaleza del Califato de Córdoba (ej. batalla de Valdejunquera en
el 920), que impuso elevados impuestos y sometió a vasallaje a los
reinos del norte, y tuvo
entre otras consecuencias la
independencia
en
reino del
condado
de Castilla por
el conde Fernán
González
en el 943, comenzando la desobediencia hacia el
monarca leonés.
Pese
a todo, fue en este momento cuando tuvo lugar el apogeo de las
aceifas y razzias de Al-Mansur (Almanzor en castellano) sitiando
Barcelona en el 985, Santiago de Compostela en el 997 o Calatañazor
en 1002. y en general, el retroceso y estancamiemto de los reinos
cristianos occidentales.
Pero
esta crisis es revertida en tiempos de los primeros reinos de Taifas
con el
reinado de Sancho
III “el Mayor” (1000 – 1035) de Navarra
que obtiene Castilla de su matrimonio con la condesa Munia, y acaba
ocupando León (1034).
EL
REINO DE ARAGÓN
El
reino de Aragón
tuvo su origen en su influencia con la MARCA HISPÁNICA en los
condados de Jaca (su capital), Sobrarbe y Ribagorza, ya que la
debilidad del imperio carolingio con Ludovico Pío (814 – 840)
favorece la independencia de estos territorios con la figura de
Sancho
Garcés
(818), de la dinastía Jimena de Navarra, posteriormente consolidada
por su hijo García
Sánchez,
rey
de Navarra que anexiona definitivamente Aragón al expulsar al
francófilo Aznar Galindo.
La
progresión hacia el valle del Ebro por parte del
reino
de Aragón,
alcanzó
su máxima expresión con las figuras de
Ramiro
I,
hijo de Sancho III de Navarra y primer rey de Aragón (1035 – 1063)
que absorbe las tierras de su hermano Gonzalo en 1076.
Serán
reyes de Aragón y Navarra
Sancho
Ramírez,
Pedro
I,
y
posteriormente Alfonso
I “el Batallador” (1104-1134)
que acentúa la expansión con las tomas de Oropesa, Castellón
(1094), Zaragoza (1118), Cutanda (1120) y Cullera (1129).
Habrá
un intento de unión con Castilla entre Alfonso y Urraca, hija de
Alfonso VI, que no llegará a producirse.
Con
su muerte en 1134, el
reino de Navarra se independiza con García Ramírez “el
Restaurador”
y aparecerá el problema sucesorio, ya que el monarca,sin
descendencia pretendía dejarle el reino a la Orden Militar de
Montesa ante la inoperancia de su hermano
Ramiro II “el Monje”,
que si fue apoyado por la aristocracia aragonesa buscando una nueva
unión, en este caso con los condados catalanes.
Hacia
1149, la mayor parte del valle del Ebro está en manos del Aragón.
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También
con influencia de la MARCA HISPÁNICA
estará el origen de los
condados catalanes
cuando Wilfred
o Vifredo “el Belloso” (878
– 897), tras la Capitular de Quierzy (877) se independiza de la
Diócesis de Narbona y es proclamado primer conde de la Casa Condal
de Barcelona que aglutinaba a Pallars, Urgell, Cerdaña, Besalú,
Ampurias y Rosellón, con su primera capital en Gerona. Sus
repoblaciones llegan hasta la línea del río Llobregat a finales del
siglo IX.
La
consolidación se produce con su nieto Borrell
II (987), pues a partir de ese momento, los condados
catalanes con capital en Barcelona, pasan a ser independientes, con
carácter hereditario.
Tras
Ramón Borrell y Berenguer Ramón, llegarán Ramón
Berenguer I, II y III hasta la llegada de Ramón Berenguer
IV “el Santo”.
EL
REINO DE NAVARRA.
Alta
Edad Media
El
reino de Navarra, también
relacionado con la MARCA HISPÁNICA carolingia,
se remonta en sus
orígenes al momento en el que los francos toman la ciudad en 777.
En
el s.IX
fue la
dinastía
(Iñigo)
Arista
(820
– 851) la que independiza la zona del reino franco, con Pamplona
(su capital) y Sangüesa como núcleos originarios.
La
consolidación de la monarquía se produce tras luchas contra las
grandes familias aristocráticas profrancas (los Velasco), a la vez
que se hace necesario realizar alianzas con el reino leonés para
frenar las penetraciones de los musulmanes.
Tras
García
Ñiguez y Fortún Garcés
llegará el vínculo con el reino de Aragón con Sancho
Garcés
(iniciador de la independencia del imperio carolingio del condado
aragonés), comenzando la
dinastía Jimena (s.X),
seguida por su hijo García
Sánchez
(926 – 970) que anexiona el
reino de Aragón al ayudarles a expulsar al francófilo Aznar
Galindo.
Tras
Sancho
Garcés II y García Sánchez II
el reinado
más importante de todos es el de Sancho
Garcés
III “el Mayor” (1000
– 1035) en
el que se produce la expansión e influencia de Navarra sobre todos
los reinos cristianos.
Además
de Aragón, obtiene Castilla de su matrimonio con la condesa Munia,
ocupa León (1034), y los condados catalanes le rinde vasallaje.
A
su muerte, dividió su herencia entre sus hijos:
- García Sánchez III “el de Nájera”, el primogénio, Navarra.
- Ramiro, Aragón.
- Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza.
- Fernando, Castilla y León.
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El
reino de Portugal
durante la alta
edad media
pasó de ser un condado
en expansión dentro del reino de Castilla aunque bajando por su
vertiente galaica más occidental, a convertirse en un reino
independiente cuando
muere Alfonso VI, suegro de Enrique
de Borgoña.
Características
repobladoras
La
repoblación, tras la reconquista, será un elemento fundamental
para la consolidacion y configuración de las sociedades cristianas.
La
obtención de botín y tierras de cultivo constituyó el principal
estímulo de las expediciones militares, que por otra parte, afianzó
el poder de reyes y de la aristocracia, nobles y clero.
Sería
de vital importancia la incorporación de la población mozárabe
proveniente del sur que mantenía la antigua tradición
hispanovisigoda.
El
descubrimiento de la tuma del apóstol Santiago en el Campus Stelae
(Compostela) en el 813, además de convertirse en un lugar de
peregrinación al nivel de los “santos lugares” como Roma o
Jerusalén y ser un nervio de contacto e intercambio cultural, activó
la dimensión de recuperación de tierras al infiel. Un espíritu de
cruzada a la que se unieron las Órdenes Militares.
Para
avanzar hacia el sur, los reinos cristianos utilizaran fronteras
naturales, los ríos como objetivo y como posterior punto de partida.
Castilla y León irán ganando terreno por la parte occidental, sobre
Duero (batalla de Simancas) , Tajo (conquista de Toledo), Guadiana y
Guadalquivir (victoria de las Navas de Tolosa), y la corona
catalano.aragonesa por la oriental, es decir, Ebro, Mijares, Turia,
Júcar o Segura.
Este
proceso de expansión castellano – leonés por un lado, y el
catalano-aragonés por otro, con la incorporación de nuevos
territorios, les condujo a el reparto de las áreas de influencia y
de los territorios futuros a conquistar entre ambos.
Los
reyes, las tierras ganadas a Al-Andalus se las concedía a hombres
libres con el fin de ser cultivadas y defendidas a través de
diferentes instrumentos:
- Repoblación campesina: a través de la “pressura” (aprisio en los condados catalanes) campesinos libres que se convertían en dueños de alodios que conformaban “vicos o villas” (Ej. Astorga, León, Tuy o Burgos) y que se reunían en un “Concilium” o concejos para tratar asuntos colectivos obteniendo Cartas Puebla o de poblamiento por parte real donde se recogían aspectos como la libertad personal, exención de algunos impuestos, permisos de comercio, etc(ej. Segovia, Ávila o Salamanca) .También será importante la aparición de la figura del “caballero-villano” (milites hispanis en los condados catalanes), de orígen plebeyo que ejercía funciones militares bajo dirección real.
- Repoblación concejil: llevada a cabo en zonas más densamente ocupadas por musulmanes por lo que había una mayor implicación real o nobiliar otorgando importantes privilegios y derechos colectivos denominados “Fueros” siguiendo el de Sepúlveda en 1076, que luego se llevará a sitios como Madrid o Talavera de la Reina.
- Repoblación nobiliar: recibían una enormes cantidades de tierras según su importancia social (ej. Lara, Castro, etc) y relevancia militar de sus huestes o mesnadas, que recibían el nombre de “Herdamientos” o “Donadíos” que posteriormente pasarían a ser vitalicias mediante el “Mayorazgo”. Son el origen de los latifundios andaluces y extremeños que algunos se mantienen en la actualidad.
- Repoblación eclesiástica: llevada a cabo por pequeñas iglesias (cellae en los condados catalanes) que establecían monasterios en zonas elevadas para su defensa (ej. San Juan de las Abadesas, Ripoll, etc) o por medio de las Órdenes Militares (Santiago, Alcántara y Calatrava en Castilla, y Montesa en Aragón).
El
oro recibido mediante las parias (tributos a los musulmanes),
es repartido por los reyes cristianos entre los nobles y el alto
clero, lo que le sirve a estos para comprar las tierras entregadas a
los labriegos y pastores y, de esta forma, favorecer la concentración
de la propiedad. Esta situación condicionará en buena medida el
desarrollo económico y político de la península durante la Edad
Media y favorecerá el progresivo avance hacia el sur.
Esto
se llevó a cabo mediante la firma de diversos pactos y tratados,
como los de Tudilén entre Alfonso VII y Ramón Berenguer IV
(1151), Cazorla entre Alfonso VIII y Alfonso II “el Casto”
(1179) y Almizra entre Fernando III “el Santo” y Jaime I
“el Conquistador” (1244).Es en este momento cuando comienza la
expansión comercial catalano.aragonesa por el Mediterráneo, después
de este último tratado que consolida Murcia como castellana y
cerrándose su paso hacia el Sur.
El
momento culminante del proceso reconquistador será la victoria en
la batalla de las Navas de Tolosa (La Carolina, Jaén) en 1212.
En ella hubo una participación de todos los reyes cristianos
peninsulares (Alfonso IX de León, Alfonso VIII de Castilla, Pedro II
de Aragón, Sancho VII de Navarra y Alfonso II de Portugal) bajo el
espíritu de cruzada lanzado por el papa Inocencio III que abrió las
puertas de Despeñaperros y dió entrada al Valle del Guadalquivir
quedando como único reducto musulmán el reino nazarí de Granada.
Como
características especiales de la repoblación en la corona de Aragón
tenemos la de la extremadura aragonesa y de Valencia, que fue la
permanencia de la población musulmana (mudéjares) y el escaso
protagonismo de la nobleza. El litoral valenciano y Baleares será
repoblado por catalanes.
Mientras, en la corona de Castilla permanecerá unq importante población judía sefardí, y en Navarra un número considerable de francos o “ruanos”.
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